2009/07/23

EL AGUILA CULEBRERA




¿Qué les ha llevado a estas dos Águilas Culebreras a morir carbonizadas por los cables de alta tensión?
La falta de serpientes en nuestra dehesa, falta de adiestramiento de sus padres o simplemente un casual y doble accidente fortuito. Nunca lo sabremos, esta mañana avisado por un amigo, de la existencia de dos rapaces muertas, me he acercado a nuestra dehesa “La fuente de la Mingona” y efectivamente, allí me he encontrado a estas dos águilas, ambas muertas pero no el mismo día, curiosamente una acababa de morir y la otra llevaba varios días muerta.
Os invito a ver el video de Felix Rodríguez de la Fuente, cuyo enlace, esta al final de este escrito.


El
águila culebrera (Circaetus gallicus), como su propio nombre indica, es un especialista en la caza de ofidios, a la que suma un reducido número de lagartos y anfibios. Ocasionalmente puede consumir otros vertebrados y de hecho se han encontrado en su dieta mamíferos como comadrejas, conejos, liebres, ratones de campo, ratas, ratillas campesinas, topos y musarañas, y aves que incluyen desde jilgueros y pardillos, hasta aves de tamaño mayor que una perdiz. Sin embargo, estos animales de sangre caliente son realmente la nota exótica dentro de un menú herpetófago.

Hay gente que tiene pánico a tropezarse por el campo con una serpiente. Cuando uno trabaja en el campo, o sale a este con frecuencia no todos los días se tiene la oportunidad de encontrase con un ofidio, lo normal es observarlos con mayor o menor frecuencia, entonces ¿Cómo se las arreglan las águilas culebreras para capturar 3 ó 5 diarias cuando cría?. Realmente no se sabe a ciencia cierta como lo hacen, pues aunque tengan una capacidad de visión muy superior a la nuestra y las busque desde el cielo a 15- 60 metros de altura, que siempre dan mejor perspectiva, sigue pareciendo una empresa imposible. Sin embargo, ellas lo consigue diariamente, y la mayor diferencia con las técnicas de caza empleadas por otras grandes águilas de nuestra tierra, es la frecuencia con que utiliza el cernido, para quedarse «colgada» en el aire observando atentamente el suelo en busca de su escurridiza presa, Así la veremos escrutando detenidamente una zona pequeña, y realizando periódicos cernidos como si fuera un cernícalo, hasta abandonar esa reducida área y trasladarse a otra a centenares de metros, donde vuelve a iniciar la operación.

Es toda una especialista y si la observamos días después, veremos que con relativa constancia tiende a buscar más sobre unos puntos que sobre otros. Da la sensación de conocer suficientemente bien su territorio, como para poder predecir donde tendrá la mayor probabilidad de detectar a una culebra. Aunque quizás, sólo se limite a buscar preferentemente en aquellos lugares donde, por sus características, se producen corrientes de aire ascendentes que le hacen disminuir el alto coste energético que supone buscar por medio del cernido. De una u otra forma, esto son sólo conjeturas, y serán necesarios bastantes años de investigación para entender correctamente las técnicas de búsqueda de este interesante predador.

Alimentarse de ofidios, no constituye sólo un problema por su dificultad de detección, también se requieren especiales habilidades para evitar la picadura de alguna especie ponzoñosa, ya que esta especie, no es inmune a sus venenos. La mejor adaptación, que en principio parece tener este águila, es la perfección en matar a su presa. Los diferentes naturalistas que han tenido ocasión de observar el proceso, coinciden en afirmar que la inmovilización y casi simultánea muerte del ofidio, probablemente por descoyuntamiento, es rapidísima. Sin embargo, para los posibles fallos, la naturaleza la ha ido dotando a lo largo de la evolución de otras adaptaciones comportamentales y morfológicas. Entre las primeras, deberíamos incluir la selección negativa que hace de las serpientes venenosas, cazadas sólo muy esporádicamente, aunque sean relativamente abundantes. Entre las morfológicas, se pueden citar sus largos y fuertes tarsos, cubiertos de gruesas escamas. Sus dedos cortos y armados de potentes uñas. Así como un plumón muy espeso, que evitaría, al menos en muchos casos, el que los colmillos del ofidio penetraran en la carne.

Los requerimientos energéticos de esta especie quedan satisfechos con 120-130 gramos diarios de carne, que en España suele obtener capturando culebras bastardas, de escalera, de herradura, de agua, víboras, etc.
Esta escena, quizás una de las más míticas de “El Hombre y la Tierra”, nos enseña con la elocuente narración de Félix Rodríguez de la Fuente, la fantástica técnica de caza usada por estas águilas.

Del Blog EL RINCON DEL FORESTAL

Para ver video, clicar el siguiente enlace.
http://www.youtube.com/watch?v=Ui3b2W6cddc

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