Año 78 antes de la E.C.. Un joven romano de 22 años con una prometedora carrera política, perteneciente a una de las familias más influyentes del Imperio, es secuestrado por unos piratas cuando se dirigía en barco hacia la ciudad de Rodas para estudiar retórica con Apolonio de Rodín, maestro de Cicerón.
Su familia paga el rescate, y, en el momento de ser liberado por los piratas, les advierte que empleará todos los recursos necesarios hasta dar con ellos y ponerlos en manos de la justicia. Los piratas se ríen de él. Poco después, al mando de tres navíos, cumple su promesa, ataca y apresa a los piratas, y lleva a los supervivientes a la ciudad de Miletos, donde son juzgados y condenados a muerte. Su nombre era Cayo Julio, pero la historia le conocerá como Julio César.
Recientemente ha sido secuestrado por piratas somalíes el atunero español “Alakrana”. Se encontraba a 800 millas de los barcos de la misión “Atalanta”, que limita la zona de operaciones considerada “segura” por el Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa. En palabras de la hija del patrón del pesquero “…lástima que los atunes no sepan de zonas seguras. Mi padre, y los demás pesqueros, tienen que desplazarse donde hay pesca, y ésta no entiende de piratas”.El operativo de control de la situación está compuesto por dos fragatas de combate española y tres aviones de vigilancia, uno español, uno francés y otro alemán.Es muy difícil, por no decir imposible, evitar actos de piratería. La mar es demasiado extensa, y no se la pueden poner puertas. Así que todo parece indicar que se pagará rescate. Ante todo hay que salvar las vidas de los 36 tripulantes. Pero… ¿y después?. ¿Tenemos medios materiales y humanos para perseguir a los piratas, apresarlos y ponerlos en manos de la justicia? En España sí. Y evidentemente en Europa mucho más. A nuestra Armada le sobran medios, preparación, y me atrevería a asegurar que verdaderas ganas, de “cazar” a esos delincuentes. Solo están esperando la orden de actuar, el “hágase”. Sr. Presidente del Gobierno, Sra. Ministra de Defensa: Den esa orden. El ejército español está esperándola. Y las familias de los pescadores y con ellos todo el pueblo español se lo demandan. Si el barco secuestrado fuera francés, a la vez que se estaría autorizando el pago del rescate, se estarían desplazando a la zona unidades de la Armada francesa, navales y aéreas, encargadas de la segunda parte de la operación, que no puede ser otra que la persecución y apresamiento de los secuestradores. Pero nuestro Zapatero no es Sarkozy. El Presidente francés ha leído la biografía de Julio César.