

Con esta nueva entrada en mi blog. Es mi intención, el recordar y a ser posible quedar aquí plasmado, todos aquellos juegos que practicábamos en nuestra niñez y que ya por unos u otros motivos, no se practican y la mayoría ni se conocen.
Para ello, espero contar con la inestimable ayuda de todos, pero muy especialmente de nuestros vecinos mayores, 80, 90 o 100 años (que también lo hay), y de esa forma dejar constancia escrita de como sustituíamos la carencia de las nuevas tecnologías, la informática, vídeo consolas y demás artilugios de los que hoy día tanto proliferan.
En la esperanza de contar con la ayuda suficiente, en breve comenzaré a detallaros uno a uno, los juegos que tan feliz nos hicieron en nuestra infancia, pidiendo perdón de antemano, por si alguno de ellos, por error, omisión o falta de la suficiente información, no os llega con la claridad y veracidad que me gustaría.
EL JUEGO DE LA TABA:
Este es sin duda uno de los juegos mas antiguos. Para ello se usaba una (taba), que es un hueso que se extraía de la parte donde termina las patas traseras de las ovejas.
La Taba constaba de cuatro partes, que se las llamaba, Chuca, Taba, Carne y Culo.
CHUCA:
Es el lado del hueso que tiene un hoyo.
TABA:
La taba es el lado opuesto a la chuca.
CARNE:
Este es el lado curvo del hueso (en forme muy parecida a una S).
CULO:
Es la parte mas plana del hueso.
Para jugar, al principio cada jugador disponía de su Taba, pero posteriormente solo se jugaba con un hueso y para evitar las "trampas" de los mas avispados, se comenzó a usar una especie de vaso para lanzarla en lugar de hacerlo con la mano.
Una vez tirada la Taba, si la parte plana (el culo) caía hacia arriba se perdía y si la misma caía hacia abajo se ganaba.
Nota:
A este juego de la taba es al que se refiere Quevedo (1616) cuando cuenta que:
"Pasaron la tarde en jugar a la taba mi tío, el porquero y el demandador, éste jugaba como si fuera otra cosa. Era de ver como se barajaban la taba."
Y Rodrigo Caro, en un pasaje de sus Días geniales o lúdicos (1694). Afirma basándose en Platón, que el inventor del juego fue Theuth, creador de los juegos de fortuna y en otro apartado dice "Noé jugó a la taba y también Júpiter" Y esto no lo digo a otro fin que su mucha antiguedad.
La Taba es un juego extendido por casi la totalidad de España, aunque en cada sitio llamaban a sus lados de diferentes formas, por ejemplo en León, las denominaban, Hoyos, Tripas, Lisos y Carneros. Además diferenciaban las partes anchas de las estrechas, llamándolas cuito y correa respectivamente.
Andrés Miguel Duchel
Gracias a la colaboración de Juan José Trinidad
EL VITO:
Este era uno mas de los muchos juegos de entonces. Normalmente se jugaba en la Plaza o en los Machaeros.
Se jugaba entre, cinco, siete o nueve jugadores.
Para ello se hacía un redondel grande en la tierra, colocando en el centro del mismo el Vito. (El vito, era un trozo de madera con tres patas).
Se medían diez pasos y se colocaban la mitad de los jugadores a un lado y la otra mitad al lado contrario. En el centro se colocaba otro jugador con una vara en la mano, a este se le llamaba el guarda viñas.
Cada jugador tenía un trozo de palo en la mano y el juego consistía en lo siguiente:
El jugador lanzaba el palo y tenia que dar y caer al vito, si lo conseguía echaba a correr a buscar su palo al otro lado, mientras el guarda viñas colocaba de nuevo el vito, pero si no lo hacías a tiempo, el guarda viñas le golpeaba con su vara y perdía.
Andrés Miguel Duchel.
Gracias a la Colaboración de Alfonso García Avila
JUGAR A LA MORA.
Para jugar a LA MORA, se ponía una piedra encima de un poco de tierra, otra piedra etc. (a esta piedra se la llamaba La Mora).
Los jugadores (sin número definido), con otra piedra en la mano y a diez pasos de distancia, debían tirar la piedra y desplazar a la mora, si eso se conseguía, el otro jugador debía montar “a burro” al primero y llevarlo encima hasta el lugar al que se había desplazado la mora. Esto se repetía, hasta que fallaras uno de los tiros y no dieras a la mora, lo que ocasionaba el cambio de turno y así sucesivamente.
Tanto este juego de La Mora como el anterior de el Vito, eran juegos un poco peligrosos, por lo que prácticamente la mayoría de los días, algún mozo resultaba herido, bien por un golpe del palo del Vito o por una pedrada de La mora (las clásicas y habituales piteras).
Andrés Miguel Duchel
Gracias a la colaboración de Valeriano Merallo Zuil
Se trata de un juego que se practica con canicas, bolas de arcilla, piedra, vidrio o metal de pequeño tamaño. El número de jugadores no es fijo, como mínimo se precisan dos, pero pueden jugar muchos más. Para empezar debía contarse con un gua, un pequeño hoyo de forma semiesférica, practicado en el suelo, con una profundidad de 3-5 cm. (normalmente estaban hechos de otros días, si no se hacía en un momento). A una distancia de unos 3-4 metros se trazaba una raya. Al comenzar el juego los participantes lanzaban su canica desde el gua a la raya para determinar el orden de participación. Comenzaba el que más cerca había quedado de la raya, que además ponía las condiciones. Desde ese momento los jugadores lanzaban sus bolas intentando introducirlas en el gua. A medida que lo iban consiguiendo tiraban a dar a las canicas de los demás. Entre la bola que tiraba y la que golpeaba debían quedar siempre unas distancias determinadas: media, cuarta, pie, bola y carambola, tras lo cual debía meter gua de nuevo. Se eliminaba así al rival, que debía pagar una canica. El juego seguía hasta que quedaba un único jugador. El juego sufría continuas alteraciones y riñas. Unos se acusaban a otros de "meter manga" (alargar la mano al tirar más allá de la cuarta reglamentaria), se discutía de si cabía el pie o el dedo, de si alguien había movido la bola... El juego admitía diversas variantes, así podía jugarse "a matar", en cuyo caso no era preciso meter gua y dar dedo, cuarta..., bastaba con golpear la bola del rival. Otra variante practicada en ocasiones era jugar "a sacar". Se trazaba un rectángulo o círculo donde cada participante depositaba una bola; tras determinar el orden, tirando a raya, como en el caso anterior, se lanzaba contra las bolas depositadas, ganándose las que se conseguían sacar de la zona. Los chavales solían tener bastantes canicas, bien porque las compraban, las ganaban o las conseguían de diversas formas, así abundaban las de hierro, que se sacaban de cojinetes viejos obtenidos por los más complicados métodos. Todos solían tener una bola favorita que utilizaban para jugar, pero si perdían nunca entregaban ésa, sino otra cualquiera. Las canicas se empleaban también como moneda de pago en otros juegos.
. EL JUEGO DEL TROMPO Había un objeto aquí en el pueblo llamado TROMPO, PEÓN o PEONZA, que los vendían en algunos comercios, y la mayoría de los chavales habían comprado uno. Eran de madera de la forma de una fruta de pera, que en vez de llevar el pezón-rabito como ésta, era un rejo de hierro, pero como era tan pequeño y no estaba afilado, muchos los llevaban a los herreros para les pusieran uno más grande y bien afilado. También vendían unas cuerdas, para con una de éstas enrollar desde la punta del rejo y llegar hasta la mitad del TROMPO. Le tiraban al suelo, y el que lo hacía se quedaba con la punta de la cuerda en la mano, que al desenrollarse, el trompo se ponía a dar vueltas (bailar). Este trompo era el principal protagonista del juego. Un grupo de 3,4, 5 o más chicos que tenían un PEÓN, marcaban un redondel en el suelo de unos dos metros de diámetro, para que cada jugador fuera tirando sobre el centro el TROMPO. Al mismo tiempo que daba el rejo en el suelo, era tirar la cuerda para llevársele fuera del círculo marcado. Si lo conseguía no pasaba nada, pero el primero que se quedaba dentro, había que dejarle hasta que se parara donde fuese, pues éste era el perdedor. Con la "buena intención" de poderle dar con el afilado rejo de cada uno y hacerle "una cocá" que era una buena señal en la madera. Si al recibir uno de estos porrazos se le sacaba del redondel, entonces quedaba libre, por lo que se terminaba el juego, teniendo que empezar nuevamente como a lo primero, que algunas veces solía ocurrir, que el primero que había perdido lo fuera luego en el segundo.
OTRO JUEGO DE TROMPOS.
En este tomaban parte los más "riquetes" o los que tenían más vicio, pues era jugarse el dinero. Marcaban un redondel en el suelo, también de unos dos metros de diámetro. Cada jugador sacaba una perrilla, moneda del valor de 5 céntimos, para desde el centro del redondel, tirarla para ver quien se aproximaba más a una raya que también habían marcado a unos cuatro metros de distancia. La más cercana era el primero, y la que quedaba más retirada era la última. El jugador de esta moneda se encargaba de echarlas todas dentro del círculo lo más en el centro posible, para dejarlas retiradas de la raya del mismo. El que resultó ser el primero, tiraba el TROMPO al suelo para hacerle bailar, que poniendo el dedo índice por un lago y el dedo corazón por el otro, por la ranura de los dos conseguía que se subiera el TROMPO a la palma de la mano.. Se agachaba, y poniendo la mano cerca de la moneda, tiraba el TROMPO con suavidad, para que con el rejo empujara a la perrilla en el borde y la fuera sacando del círculo. Le volvía a coger y otra vez a hacer lo mismo. A esto se le llamaba "dar rejás". Luego otra vez el TROMPO sobre la palma de la mano pero con poca fuerza, le daban vueltas como batiendo alguna cosa, para tirarle sobre el borde de la perrilla y darla con la coronilla, y de esta forma para fuera, que a esto se le llamaba "bolazo". Generalmente los TROMPOS que bailaban mejor conseguían dar tres "rejás", pero muy pocos, pues la mayoría conseguían dar dos "rejas" y el "bolazo". Tenían algunos jugadores tal cálculo y tino cuando tiraban por primera vez el TROMPO, que muchas veces era dar a la moneda y sacarla fuera, llamándolo "al vuelo". Todas las moneda que conseguía sacar eran las ganadas para él. Como era natural, el primer jugador no las ganaba todas, por lo que entonces le tocaba al número dos, y así sucesivamente los demás, si antes no las habían sacado los primeros, pues en cuanto las sacaban todas, se terminaba el juego, y otra vez a empezar otra partida. Había también que a pesar de dar "rejás" y el "bolazo", no conseguía sacar ninguna perrilla.- También ocurría que al tirar por primera vez el TROMPO para hacerle bailar, en vez de dar el rejo en el suelo, lo hacía con la tripa y no bailaba, y a esto también se le llamaba "bolazo". No por ello volvía a tirar, pues perdía la vez y pasaba al siguiente.
EL JUEGO DE LA CHAPA.
Son muchos los juegos conocidos por este nombre, por eso quiero comentaros como era el que en nuestro pueblo se jugaba.
Para este juego se usaban las antiguas monedas de diez céntimos, pero aquellas que eran negras, igual que la "perra gorda", o a falta de ellas con alguna chapa redonda mas o menos del mismo tamaño.
Mediante el metodo de "la paja mas larga" se sorteaba cual era el primero en jugar, y el juego consistía en lo siguiente.
El jugador se situaba al lado de una pared y tiraba la moneda contra la pared, la misma rebotaba y caía a una determinada distancia, posteriormente el siguiente jugador hacía lo mismo con su moneda y si esta caía encima de la otra moneda o chapa, o a menos de una cuarta de ella, ganaba la moneda.
Caso contrario, el primer jugador hacía botar en la pared su moneda y se procedía de la misma forma anteriormente descrita.
Andrés Miguel Duchel
PICO, ZORRO O ZAINA: